lunes, 25 de julio de 2011

¿Cuanto vale tu sudor?


¿Y si nos pagaran nuestro sudor a precio de energía solar?

Me explico. Supongamos que en el gimnasio al que vamos, que nos cuesta X euros al mes, nos devuelven una cantidad variable en función de los watios generados con nuestro esfuerzo, rebajando así nuestra cuota mensual del gimnasio. Además, al gimnasio le ahorraríamos un dinerito en la factura de la luz convirtiendo nuestro esfuerzo mecánico en electricidad que el gimansio podría reutilizar en su instalación.

¿Que cómo podemos hacer esto? Necesitamos una dinamo, un cable, un inversor de corriente y algún sistema de almacenamiento de energía, tipo batería recargable. Seríamos como el alternador de un coche, pero para nuestro gimnasio. ¿Que cómo lo hacemos? Sencillo: incorporamos a todas las bicicletas de spinning una dinamo en la rueda y listo. Y a otras máquinas mecánicas como las elípticas o las máquinas de remo pues también.

Teniendo en cuenta que el esfuerzo de una persona medianamente en forma en la bicicleta de spinning puede generar entre 60 y 120 watios en una hora (esto es energía suficiente para mantener unas 4 bombillas de bajo consumo encendidas durante una hora), un gimnasio con un número de adeptos bastante grande, pongamos que 40 personas cada hora, podría generar entre 2.4 Kwh y 4.8 Kwh, suficiente para el consumo de un hogar pequeño. Y si estas máquinas de spinning no necesitan energía eléctrica para funcionar (no tienen velocímetros digitales, ni ningún artilugio eléctrico), la eficiencia energética puede rondar el 70% (algo se desperdicia inevitablemente en calor por la fricción de la dinamo con la rueda).

¿Disparatado? Los yankis ya lo están haciendo: www.humandynamo.com





Aún voy más allá... ¿Y si al igual que se subvenciona la energía solar se subvencionara la energía producida por nuestro esfuerzo? Por decreto ley 436/2004, el gobierno obliga a las compañías eléctricas a comprar la energía eléctrica producida por las instalaciones fotovoltaicas, bonificando el kWh vendido entre 3 y 5,75 veces el coste de compra base. Si pagara este sobreprecio por una energía que hemos generado pedaleando en el gimnasio... ¿sería gratis el uso de las bicis de spinning? ¿nos pagaría el gimnasio por pedalear? ¿estaría alguien dispuesto a pedalear sólo por el hecho de que es saludable o exigiríamos una parte de la subvención por la energía que generamos? ¿fomentaría el ejercicio o no? ¿estaríamos más en forma o más gordos? ¿se convertiría china en el primer productor de energía a pedal del mundo? ¿Se considera el pedaleo una energía renovable?




lunes, 3 de enero de 2011

Manifiesto contra la telebasura


El siguiente manifiesto fue firmado por:
Asociación de Usuarios de la Comunicación, Unión General de Trabajadores, Comisiones Obreras, Confederación Española de Madres y Padres de Alumnos, Unión de Consumidores de España y la Confederación de Asociaciones de Vecinos de España el 11 de Marzo de 1998.




Manifiesto contra la telebasura

1. El termino "telebasura" viene dando nombre, desde la pasada década, a una forma de hacer televisión caracterizada por explotar el morbo, el sensacionalismo y el escandalo como palancas de atracción de la audiencia.

La telebasura se define por los asuntos que aborda, por los personajes que exhibe y coloca en primer plano, y, sobre todo, por el enfoque distorsionado al que recurre para tratar dichos asuntos y personajes.

2. Los promotores de la telebasura, en su búsqueda de un "mínimo común denominador" capaz de concitar grandes masas de espectadores ante la pantalla, utilizan cualquier tema de interés humano, cualquier acontecimiento político o social como mera excusa para desplegar lo que consideran elementos básicos de atracción de la audiencia: sexo, violencia, sensiblería, humor grueso, superstición, en muchos casos de forma sucesiva y recurrente dentro del mismo programa.

Bajo una apariencia hipócrita de preocupación y denuncia, los programas de telebasura se regodean con el sufrimiento; con la muestra mas sórdida de la condición humana; con la exhibición gratuita de sentimientos y comportamientos íntimos. Desencadenan una dinámica en la que el circense "mas difícil todavía" anuncia una espiral sin fin para sorprender al espectador.

3. La telebasura, cuenta, también, con una serie de ingredientes básicos que la convierten en un factor de aculturización y desinformación, así como en un obstáculo para el desarrollo de una opinión publica libre y fundamentada:

- El reduccionismo, con explicaciones simplistas de los asuntos mas complejos, fácilmente comprensibles, pero parciales o interesadas. Una variante de este reduccionismo es el gusto por las teorías conspiratorias de no se sabe qué poderes ocultos, que en muchos casos sirven de coartada a determinados personajes y grupos de presión en su labor de intoxicación.

- La demagogia, que suele presentar todas las opiniones como equivalentes por si mismas, independientemente de los conocimientos sobre los que se sustentan o de sus fundamentos éticos. A ello contribuye la realización de supuestos debates y encuestas, que no son sino simulacros de los verdaderos debates y encuestas, y que lejos de arrojar luz sobre los problemas contribuyen a consolidar la idea del "todo vale".

También la demagogia cuenta con una variante: el despliegue de mensajes esotéricos, milagreros y paranormales, presentados de forma acrítica y en el mismo plano de realidad que los argumentos cientificos.

- El desprecio por derechos fundamentales como el honor, la intimidad, el respeto, la veracidad o la presunción de inocencia, cuya conculcación no puede defenderse en ningún caso apelando a la libertad de expresión.

Este desprecio desemboca en la realización de "juicios paralelos"; en el abuso del amarillismo y el escándalo: en la presentación de testimonios supuestamente verdaderos pero que en realidad provienen de "invitados profesionales". Y, por supuesto, en el apoteosis de una televisión de la trivialidad, basada en el protagonismo de los personajes del mundo rosa y gualda, cuyas nimiedades y conflictos sentimentales, tratados desde el mas descarado amarillismo, son otro de los ingredientes de esta infecta salsa. El problema es todavía mas sangrante cuando este tipo de contenidos se difunden a través de las televisiones publicas, cuya obligación moral y legal es suministrar productos, ética y culturalmente, solventes.

4. La telebasura no ha inventado nada: el halago fácil al espectador, el gusto por el sensacionalismo, vienen de muy antiguo. Pero en la actualidad, la enorme influencia social de los medios de comunicación de masas agranda de forma exponencial los efectos negativos de este tipo de mensajes.

-La telebasura se encuentra hoy en un momento ascendente de su ciclo vital. Es como un cáncer, cuya metástasis tiende a invadirlo todo, o quizás como un virus informático que, contamina lo que toca y acaba por impedir el mantenimiento o la aparición en las parrillas de otros modelos de información mas respetuosos con la verdad y con el interés social.

5. Ha llegado el momento de que todos los agentes implicados en la actividad televisiva tomen conciencia de su responsabilidad ante la telebasura, que por supuesto varia en importancia según la capacidad de cada uno de condicionar las reglas del mercado.

Responsabilidad, por tanto de los Poderes Públicos, de las cadenas, de los anunciantes. Responsabilidad de los programadores y de los profesionales. Y responsabilidad, también, del ciudadano, que aun sin dejarse engañar por la falacia del "espectador soberano" que por su mero dominio del mando tiene la capacidad de modelar la oferta, debe saber que su decisión de ver un programa no esta exenta de consecuencias, ni para su propia dignidad ni para el propio mercado televisivo.

En la televisión nos enfrentamos con un fenómeno social complejo articulado en grandes compañías de cuya objetividad es licito discrepar. Detrás de los medios de comunicación existen intereses, poderes y modelos sociales e ideológicos. por tanto, cuestionar su objetividad y preguntarse el porque de determinadas insistencias en un tema mientras se ignoran otros, es una forma de empezar a comprender críticamente los mensajes televisivos.

6. Por todo lo anterior, los abajo firmantes queremos manifestar nuestro rechazo y preocupación ante la telebasura y exigimos, como garantía de control social en una sociedad democrática, tanto la elaboración de un código ético de regulación de los contenidos televisivos como la constitución de un Consejo Superior de los Medios Audiovisuales, en los términos en los que fue aprobado por la mayoría de los grupos parlamentarios en la anterior legislatura.



Parece como si casi 13 años después nadie hubiera leído el manifiesto... y mucho menos un libro.

Algunos "pensadores" defienden la telebasura en favor de la libertad de expresión, de la libertad de las cadenas de televisión para confeccionar su parrilla televisiva con los contenidos que crean convenientes, de la libertad del espectador para decidir qué ver (libertad que no existe cuando cárteles televisivos acuerdan la retransmisión de basura en sus cadenas), o de vaya usted a saber que otro razonamiento. Otros defienden que la telebasura atenta contra valores constitucionales como el derecho a la veracidad, a la intimidad, a la dignidad de las personas, a la no discriminación y a la protección de la infancia.

Yo creo que la telebasura es, sin embargo, muy importante: Proporciona a la gente inteligente la oportunidad de apagar la televisión y leer un libro.