miércoles, 1 de julio de 2009

Congreso Internacional de Yesistas y Escayolistas

Santa Olalla del Cala, 20 de junio de 2009.

No, el título no se corresponde con las fotos. No se trata de un congreso de yesistas y escayolistas, sino de una fiesta "ibicenca" que Narci y María del Mar organizaron en su casa. Fue impresionante. Estuvimos encantados, en ese césped húmedo, con las tapitas y canapés, los vinitos, los cubatitas, y sobre todo, lo más importante: una gratísima compañía. No me reía tanto desde hacía tiempo... Y es que cuando se juntan Antoñito y Fernando contando chistes... uffff... por poco estoy allí todavía tirado en el césped imaginandome al loro a punto de estrellarse, jajajaja...

Bueno, como una imagen vale más que mil palabras, ahí van unas cuantas:



El anfitrión recibiendo a los invitados




Un brindis por el próximo en casarse :-)


¡Esto está abarrotao!


Fernando, un crack mediático

Alguien le dijo a Antoñito que no se podía beber tumbado boca arriba... ¿Cómo que no?


Por cierto... si alguno se pregunta por lo del loro ahí va:

Todo salió de la narración por Antoñito de un concurso de cetrería al que había asistido. A él llegó un inglés con un águila imperial a la que echó a volar, alcanzando esta mil metros de altura. Una vez arriba la llamó con un silbido, a lo que el águila ejecutó un picado espectacular, totalmente perpendicular al suelo. Cuando estaba próxima al suelo, el inglés se agachó lentamente, recogió una paja del suelo y la lanzó al aire. El águila ejecutó un cambio de dirección brusco y recogió la leve paja a escasos centímetros del suelo, antes de que ésta cayera al mismo y volvió al brazo de su dueño con la paja en el pico. Impresionante, todo el mundo aplaudió el número del cetrero inglés.

Seguidamente, llegó el turno al francés, quien ejecutó una variante del número del inglés pero utilizando un halcón peregrino que llegó hasta los dos mil metros de altura, y que en lugar de recoger una, volvió con tres pajas en el pico, que había capturado una tras otra en el aire, a escasos centimetros del suelo tras haberla lanzado su dueño una a cada tiempo y a sitios diferentes. Espectacular, sublime, insuperable.

Como colofón, llegó el turno al representante español, que acudió al certamen con su loro Paco. Con lo bien cebado que estaba el animal, el halcón y el águila no le quitaban ojo de encima. El español lanzó el loro al aire y el animal empezó a aletear con muchos esfuerzos elevándose poco a poco mediante circulos y aprovechando las corrientes de aire caliente. Por fin alcanzó una altura increíble: 2500 metros. Su dueño lo llamó a la voz de ¡Paaacooooooooo! y el loro comenzó a ejecutar un picado increíble: parecía una bomba atómica verde que caía del cielo. Se desplomaba más rápido que el Betis que ya es decir. Cuando estaba a escasos metros del suelo, el cetrero español se agachó y recogió un puñado de pajas del suelo (pongamos que unas quince o veinte) y se dispuso a lanzarlas al aire, justo debajo de la trayectoria vertical del loro que venía como un auténtico proyectil. Y al momento de lanzarlas al aire se escuchó gritar al loro: "pon más paja, cabróooon, pon más pajaaaaaaa"